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lunes, 12 de noviembre de 2018

El Alpacas Balompié no mejora sus resultados

Lo bueno se hacía esperar, ¿no?

  • La 5ª derrota consecutiva del Alpacas Balompié, al que todavía le queda un calendario duro, invita a pensar que, salvo sorpresa, los primeros puntos tardarán en llegar.
  • Internacional F.C. - Alpacas Balompié: 1-0 min. 9; 2-0 min. 12; 3-0 min.16; 4-0 min.18; 5-0 min. 20; 6-0 min. 25; 7-0 min. 26; 7-1 min. 28 (A. Saura); 8-1 min. 30; 9-1 min. 34; 10-1 min. 39.
De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Cárceles (entrenador), A. Saura, Martínez, Colchero, Marín, Pascual, Parra [CAP], Pérez-Martínez y P. Saura

Siete de inicio: 13. Carmelo Marín (POR), 10. Antonio Martínez, 14. Pedro Saura (DEF), 20. Oliver Colchero, 2. Álvaro Parra [CAP], 7. Rafael Pérez-Martínez (MED) y 9. Raúl Pascual (DEL).

Suplentes: 4. Alberto Saura (DEL).

Entrenador: Alberto Cárceles.

El Alpacas Balompié no levanta cabeza. Con esta derrota en liga ya son 5 los partidos perdidos, de 5 disputados. Ni las ideas del capitán fuera del terreno de juego, ni las propuestas en el campo por el entrenador se traducen en victoria. La Mini Football League se pone cuesta arriba.

Sorprendió el planteamiento inicial, donde Pérez-Martínez y Parra pasaron al mediocentro mientras que P. Saura retrasaba su posición para cerrar la defensa con Martínez. Quizá las ausencias de Montoya y Aguado propiciaron este planteamiento. La baja de Cano se confirma casi para toda la temporada debido a una rotura de ligamentos, por lo que la posición de portero queda a monopolio de Marín para el resto de la competición.

Tras pitar el colegiado el inicio del encuentro, el equipo aguantaría bien los primeros 10 minutos. Pese al control de los locales, los verdiblancos repelían todos los intentos de los jugadores del Internacional por perforar la portería de Marín. Por su parte, cada vez que nuestro equipo salía -o lo intentaba, mejor dicho-, los internacionales cortaban la subida de balón con faltas tácticas en el medio campo. Acertado posicionamiento que impidió al Alpacas jugar a la contra, como viene siendo habitual.

P. Saura bota una falta desde el centro del campo

Tras el férreo planteamiento incial, los verdiblancos hincaron la rodilla para no levantarla en el resto del choque. Desde ese momento, no cesaron los goles rivales. Si en el primer gol rival Marín atajaba el primer embite pero el rechace encontraba puerta, en el segundo un error del propio guardameta alejaba en el marcador a los locales.

La misma historia de siempre: goles rápidos por fallos tontos que supondría antes de que el árbitro mandase a los equipos al vestuario un contundente 5-0 a favor del Internacional F.C. La distancia era insalvable, y el juego del rival, inalcanzable.

Tras el descanso llegaron más oportunidades y más goles de los contrarios, cuyo baño fue interrumpido momentáneamente por un gol de Alberto Saura, que peleaba y enviaba a la red un contundente puntapié. Único consuelo para los verdiblancos.

Marín y Martínez no evitan lo que supondría el 2-0 para el Internacional F.C.
El dominio local se plasmó de principio a fin en su juego y el abultado marcador así lo reflejó a posteriori. Los fallos en una defensa que necesita replantearse los sistemas lastran al conjunto alpaqueño. El equipo hace aguas atrás y tiene el segundo peor dato de la liga: 29 goles encajados en 5 partidos. Pero es que su delantera se encuentra también entre los tres equipos que menos han goleado al contrario.

Se necesitan cambios. Desde la cúpula directiva del club se espera la llegada de algún refuerzo en el mercado de invierno que palie este déficit goleador aportando su experiencia y suerte en competiciones menores. Hablamos de un socio accionista del Alpacas Balompié, que conoce el club desde dentro y, aunque no ha transcendido su nombre, podría ser la pieza que necesitan para el segundo tramo de temporada.

lunes, 5 de noviembre de 2018

No hay manera

El Alpacas Balompié iguala su récord goleador, pero vuelve a perder


  • Desde la capitanía del club se esbozan ya alternativas muy interesantes para mejorar el juego del equipo.
  • Murcia Imperium C.F. - Alpacas Balompié: 0-1 min. 1 (P. Saura); 1-1 min. 3; 2-1 min. 4; 3-1 min. 7; 3-2 min. 15 (J. Aguado); 4-2 min. 18; 5-2 min. 33; 6-2 min. 34; 7-2 min. 39. 

El Alpacas Balompié al descanso
Siete de inicio: 13. Carmelo Marín (POR), 2. Álvaro Parra [CAP], 7. Rafael Pérez-Martínez, 10. Antonio Martínez (DEF), 8. Julián Aguado, 14. Pedro Saura (MED) y 9. Raúl Pascual (DEL).

Suplentes: Alberto Saura (DEL).

Entrenador: Alberto Cárceles.

Pese a la baja por lesión del guardameta Cano -quien a priori se perderá buena parte de la temporada por un esguince en su rodilla- y las ausencias de Montoya y Colchero, la cuarta jornada de la Mini Football League empezaba con buen sabor de boca. El colegiado apenas había dado inicio al partido cuando Pedro Saura colaba por la escuadra una magnífica diana que sentaba a un rival del Imperium.

Las alegrías, sin embargo, duraron muy poco. Con la reanudación del encuentro, los locales reaccionaron rápidamente y, tras forzar un saque de esquina, cabeceaban el balón hasta el fondo de la red. Soberbio gol. Acto seguido, como si de la repetición de la jugada anterior se tratase, provocaban otro córner y calcaban, con igual resultado, el remate anterior. Esta vez para ponerse por delante.

Por minutos, los verdiblancos fueron sombras, se veían superados también en el centro del campo y se replegaban como podían ante la superioridad ofensiva del rival. Una pérdida de balón en campo contrario permitía al Imperium salir a la contra, colgar un balón al área pequeña y que su delantero hiciese el tercero, cómo no, con un testarazo. Feroz dominio de las alturas.

La falta de efectivos frescos disponibles en la banca, se traducía para los jugadores del Alpacas en intervalos cortos en los que tomar aire. Y Aguado aprovechó uno de esos momentos para anotar el segundo y meter al equipo en el partido. Un pase de Pascual se colaba entre la defensa y habilitaba al centrocampista para encañonar la portería rival.

Aguado dispara lo que sería el segundo tanto del Alpacas Balompié
En poco tiempo, volvieron a la realidad. La pelota echaba a rodar a pocos minutos del final de la primera parte, suficiente para que los delanteros del Imperium agujerearan la red de los alpaqueños. El primero con los pies, aunque raro parezca.

Tras la charla del descanso de coach Cárceles, el equipo mejoró su posicionamiento en el campo. Una gran solidez defensiva, acompañada de buenas conexiones de acertados pases permitían poner la pelota en las alas. Pérez-Martínez encontraba tanto a Aguado como a Pascual con facilidad, a la par que la presión de Alberto Saura ponía en apuros al portero rival, que atajaba su disparo con una vistosa palomita.

Trece minutos lograron resistir los embites del Imperium los centrales Martínez y Parra. Un despiste en defensa permitía que el balón entrara en forma de quinto tanto para los locales, que se alejaban irremediablemente. El Alpacas balompié ya no despertaría del golpe, pues nada más ponerse el balón en juego recibían otro golpe traducido para ellos en el sexto.

Alberto Saura corta un balón

Pese a esta desconexión momentánea -que ya empieza a ser habitual al menos una vez por partido-, los verdiblancos no se achantaron. Una afectiva pared entre nuestro capitán y Pascual amenazaba la portería del Imperium. Falló la puntería. Esta acción y un saque de esquina fueron las oportunidades más claras de la segunda parte de los de Cárceles, que no se irían al túnel de vestuarios sin recibir el séptimo antes del pitido del árbitro. Tradición ya. 

Pese a la derrota, el capitán del equipo, Parra, se muestra optimista. En declaraciones en el post partido sugería una forma de motivar al equipo: "Con cada derrota pagaremos cinco euros entre todos (los jugadores). Cuando ganemos, los gasteremos en irnos de cervezas. Si de aquí a final de temporada no puntuamos, quemaremos el dinero. Para concienciarnos sobre si merece la pena apuntarse al torneo del año que viene".  Amén.

lunes, 29 de octubre de 2018

Jornada 3 del Alpacas Balompié

Aunque hacía frío, se fueron calentitos


  • Un contundente resultado adverso tumba otro intento del Alpacas Balompié por puntuar.
  • Alpacas Balompié - Rocknrolla C.F.: 0-1 min. 6; 0-2 min. 8; 0-3 min. 14; 0-4 min. 22; 1-4 min. 25 (O. Colchero); 1-5 min. 28: 1-6 min. 35; 1-7 min. 37; 1-8 min. 40.



De arriba a abajo y de izquierda a derecha: Cano (1), Marín (13) , Parra [Cap] (2), Colchero (20), A. Saura (4), Cárceles (Ent.), Pascual (9), Montoya (5), P. Saura (14), Aguado (8), Pérez-Martínez (7) y Martínez (10).

Siete de inicio: 1. Andrés Cano (POR), 2. Álvaro Parra [CAP], 5. Pablo Montoya, 8. Julián Aguado (DEF), 14. Pedro Saura, 20. Oliver Colchero (MED) y 9. Raúl Pascual (DEL).

Suplentes: 13. Carmelo Marín (POR), 10. Antonio Martínez (DEF), 7. Rafael Pérez-Martínez (MED) y 4. Alberto Saura (DEL).


Entrenador: Alberto Cárceles



En una jornada marcada por el cambio de hora y que vino acompañada de una bajada considerable de las temperaturas, se esperaba con entusiasmo el tercer partido del Alpacas Balompié. El equipo se enfrentaba en casa al cuarto clasificado de esta Mini Football League y el estadio lo sabía: batía con suficiencia la asistencia de espectadores, que batallaron contra el frío del domingo con abrigos, bufandas y algún que otro poncho.

Coach Cárceles apostó nuevamente por una formación 3-2-1, que tan buenas sensaciones y juego había dejado en el campo durante la segunda mitad de la anterior jornada. Esta vez, sin embargo, el equipo se vio sobrepasado de principio a fin por un gran juego de control del Rocknrolla, muy superior.


Los goles visitantes llegaron pronto y en los primeros 10 minutos de partido ya controlaban el marcador con un aventajado 0-2, lo que alarmaba al banquillo. Y se propusieron alternativas; Alberto Saura entró por su hermano Pedro para aportar nuevas ideas en el mediocentro, ante el incesante asedio de los rivales. Persiguiendo sombras en forma de contrarios, las opciones no asomaban. Apenas ponía el Alpacas un balón más allá de la línea de medio campo, la defensa del Rocknrolla, correctamente posicionada, impedía el juego de los locales. Y en uno de esos cortes llegó el tercero, cuando una contra superaba a la defensa y colocaba el balón en la esquina derecha de la red. 


Eso sí, el equipo no se venía abajo, y tras unos primeros minutos nefastos se lanzaba al ataque por primera vez en todo el partido. Tras forzar un córner en la esquina derecha, Martínez, recién entrado en el terreno de juego por nuestro capitán, remataba un balón que se marchaba arriba por muy poco. La grada arengaba a los locales y Pascual notaba ese impulso extra: disparaba dos veces contra la portería, pero la primera parada del portero y posterior despeje del central impedían un tanto que habría sido oxígeno para los alpaqueños. 


Remate del delantero del Rocknrolla ante Marín (POR) y Martínez (DEF).

Tras estas buenas acciones, el equipo volvía a la realidad. El rival cargaba con fuerza y despertaba del letargo a los jugadores locales. Varias acciones ofensivas acabaron en remates atajados por Cano, que abortaba lo que habría sido un gol maravilloso por la escuadra con una buena estirada. El guardameta defendía la portería a conciencia, sabiendo que si el equipo recibía otro golpe, ya no se levantaría de la lona. 


Así llegaba el pitido del árbitro, y con él, el final del primer tiempo. Con el mismo resultado desfavorable que la semana pasada (0-3), el equipo ya había tocado la tecla necesaria para mejorar su juego ante el Ravens F.C. y anotarle dos goles. Por ello, el equipo salió concentrado y plantó cara, aunque esta vez solo duró cinco minutos. La doble M y Aguado interceptaban las intentos rivales de llegar al área, aunque arriba seguía faltando pegada.


Así, sin respuestas en la delantera, las fórmulas mágicas no funcionaron y el equipo sufrió de lo lindo. Parra entraba por Martínez pero no impedía el cuarto de los rivales. El Rocknrolla jugaba con un dominio claro del partido, sabiendo que lo tenía bien atado. Su experiencia como club la temporada anterior se dejaba notar. 

Únicamente cometieron un error en todo el partido: tras un saque de portería, el defensa rival, al que el guardameta le había cedido el balón, erraba al devolverle la pelota y Alberto Saura, nuevamente en el campo, anticipaba el esférico y disparaba en un mano a mano que despejaba el portero. Colchero se encontraba con el rechace y su disparo, que golpeaba antes en la espalda de un rival, entraba de rebote en la portería del Rocknrolla. 

Breve momento de alegría. A partir de ahí, el monólogo de los rivales se hizo hasta pesado. La ofensiva sin miramientos intentaba perforar la portería local una y otra vez. Los defensas alpaqueños despejaban como podían pero los rivales terminaban encontrando el espacio necesario para que los goles subieran al marcador. El quinto, el sexto, el séptimo... No se encontraron más soluciones. Solo un despeje y un amago por salir en largo forzaban un saque de esquina, que fue lo único que consiguió el equipo en los últimos minutos del partido, antes de que los delanteros del Rocknrolla anotaran al contraataque el octavo tanto, casi a la par que el colegiado hacía sonar su silbato.


Sigue sin puntuar en esta liga el Alpacas Balompié. Y ya van tres jornadas. El equipo ha de espabilar para conseguir remontar este déficit goleador que ronda en el conjunto verdiblanco e ir escalando por una tabla en la que, por el momento, colistas. La semana próxima, espera el Murcia Imperium C.F., a priori un equipo asequible de mitad de tabla, del cual se espera robar a domicilio unos puntos que se necesitan como el agua.

domingo, 21 de octubre de 2018

Segunda piedra en el camino del Alpacas Balompié

 

Sobraron 5 minutos

  • El Alpacas Balompié sufre su segunda derrota consecutiva en la liga aficionada de fútbol 7. 
  • Las sensaciones, pese a todo, auguran buen juego conforme el equipo imponga su estilo.
  • Ravens F.C. - Alpacas Balompié (goles): 1 - 0 min. 4; 2 - 0 min. 5; 3 - 0 min. 19; 3 - 1 min. 23 (R. Pascual); 3 - 2 min. 39 (P. Saura)

Inicio de la segunda jornada liguera.


Siete de inicio: 13. Carmelo Marín (POR), 2. Álvaro Parra [CAP], 10. Antonio Martínez (DEF), 14. Pedro Saura, 20. Oliver Colchero, 7. Rafael Pérez- Martínez (MED) y 4. Alberto Saura (DEL).

Suplentes: 1. Andrés Cano (POR), 5. Pablo Montoya (DEF) y 9. Raúl Pascual (DEL).

Entrenador: Alberto Cárceles 

Tras la derrota inaugural por la mínima, el Alpacas Balompié llegaba al segundo encuentro liguero con ganas de mostrar su mejor versión en este inicio de temporada. El prepartido ya se ambientaba complicado, pues la baja a última hora por enfermedad de Aguado condicionaba al equipo a dejar prácticamente todo el peso del mediocentro a Pedro Saura.

El menor de los hermanos Saura, Alberto, aparecía por primera vez en el 7 inicial esta temporada relegando al banquillo al delantero Pascual. Asimismo, Montoya cedía la titularidad al capitán del equipo,Álvaro Parra, y la plaza vacante de Aguado era cubierta por Pérez-Martínez. 

Con el pitido que indicaba el comienzo del encuentro y con una formación 2-3-1, el equipo se vio superado sobremanera a las primeras de cambio. Poca fluidez en el medio del campo. Este error en el planteamiento inicial, con dos pérdidas apenas pasado el centro del campo tras intentar una adecuada conexión con las puntas del tridente, llevaron a sendas contras de los delanteros del Ravens, que no perdonaron. Dos goles calcados. A remar a contracorriente desde el inicio. 

A partir de ese momento, el conjunto entrenado por Alberto Cárceles corrigió su posición defensiva con tres centrales en vez de dos. Este cambio en el paradigma del juego permitió al Ravens F.C. controlar más la posesión, aunque la mayor solidez defensiva de los verdiblancos, con posibilidades de salir a la contra, subsanaron este déficit con el balón.

El equipo se sentía más y más cómodo por momentos y de la mano de un gran Colchero atacaba la portería contraria. Sin embargo, se aparecían los fantasmas de la jornada previa: los tiros no iban entre los tres palos. Solo tras un saque de esquina botado por Pedro Saura y rematado por Raúl, impactaba el esférico en el poste. Eso sí, desviado antes por un defensa rival.

Ya con un partido más controlado que en los primeros minutos, de nuevo los jugadores del Alpacas se dejaron llevar por la euforia y sus centrales subieron a rematar un córner. El fallo en el remate permitía de nuevo una ofensiva rápida del equipo rival, que con tres escasos pases llegaba a la portería de Marín, batiéndole de nuevo.

Raúl Pascual, delantero del Alpacas Balompié, anota el 3-1.
A partir de ese momento el equipo, que podría haber bajado los brazos, se rehizo tras la entrada en el terreno de juego de Pascual y Montoya. El combinado recobró fuerzas, lo que permitió finalizar la primera parte de la mejor forma posible. Una cabalgada de más de medio campo de Pascual dejaba al delantero en una posición de remate franco a portería rival, que aprovechó para encañonar la portería rival e insuflar fuerza extra a su equipo para el segundo tiempo.

La arenga del equipo en el descanso permitió solventar todos los fallos del inicio. Los alpaqueños no volvieron a cometer errores de ningún tipo: la defensa cortaba casi todos los balones más allá de la frontal del área de su portero y los disparos que conseguían llegar a los dominios de Marín eran atajados por el arquero, muy sólido e inmaculado durante la segunda parte. Mejores sensaciones.

Los minutos pasaban inexorablemente y el equipo no terminaba de afinar la puntería. El punto de mira parecía desviado y pese a las buenas llegadas por las bandas, los tiros de Pérez-Martínez y Cano, que entró como jugador en la segunda mitad, se marchaban desviados. No cesaban las oportunidades, y esta vez era Colchero quien, en internada desde la banda izquierda, se quedaba solo contra el portero, aunque muy escorado, lo que le impedía disparar con peligro. 

Según transcurría la segunda mitad, el partido se iba abriendo cada vez más y las llegadas del Ravens hacían saltar las alarmas por momentos. Una y otra vez, pese a todo, la doble M se encargaba de que los balones fueran repelidos. En uno de esos rechaces, Pedro Saura mandaba un balón largo a Pascual, que llegaba de nuevo a las inmediaciones del área rival, aunque muy solo y sin opciones, cerrado por la defensa del Ravens. 

Internada de Pérez-Martínez cerca del área del Ravens F.C.
El equipo lo seguía intentando, y tras varios intentos más la suerte acabó llamando a la puerta. Tras otro remate, errado esta vez por Alberto Saura, el balón salía por línea de fondo en forma de saque de portería para el guardameta del Ravens, que puso el balón en corto. La presión de los visitantes propició en es momento el robo de Pedro Saura, que batía al arquero en un mano a mano y silenciaba así las gradas del estadio universitario a diez minutos del final.

Con el saque de centro de los rivales, el club alpaqueño intensificó la presión, forzando pérdidas del rival. Era un momento de inflexión en el encuentro... pero salió mal: Colchero entraba con excesiva fuerza a un contrario y se ganaba la expulsión durante dos minutos a menos de cinco para la finalización del encuentro. El equipo verdiblanco tuvo que replegarse para no encajar el cuarto ante la superioridad numérica del contrario, como consecuencia.

Y aguantaron bien, con varias intervenciones de los centrales y un par de atajadas de un guardameta pletórico y muy seguro en los balones a media altura. Mientras el equipo rival botaba un saque de esquina regresaba Colchero a la pista, y con el la igualdad numérica. El equipo arremetía su última ofensiva a duras penas. El cansancio se mostraba latente y el último pase no llegó a las botas del delantero Pascual como hubiera debido para generar peligroa. El ataque yermo del Alpacas Balompié coincidía con el pitido final del árbitro, dando así por finalizado el encuentro.

La anécdota del partido la marcaron los petos fosforitos con los que el Alpacas, visitante, tuvo que jugar por no haberles llegado aún la segunda equipación. Falló la logística. Se les perdona. Ganaron en fúbol tras una semana de duros entrenamientos. "A la tercera va la vencida".  Palabra de alpaca; palabra de capitán.


lunes, 15 de octubre de 2018

El Alpacas Balompié, derrotado en su partido inaugural



Pasto de las llamas

  • La primera victoria del Alpacas Balompié tendrá que esperar. Pese a las expectativas generadas hasta el debut, el equipo no pudo lograr sus primeros puntos ante el Promesas Fútbol Club.
  • En una liga que se prevé igualada por el parejo nivel de la mayoría de sus participantes, faltaron pegada, acierto y alternativas de juego.  
  • Alpacas Balompié - Promesas FC: 0 - 1 min. 40.
De arriba a abajo y de izquierda a derecha: Pascual (9), Montoya (5), Martínez (10), Marín (13), Aguado (8), Saura (14) y Colchero (20)


Siete de inicio: 13. Carmelo Marín (POR), 5. Pablo Montoya, 10. Antonio Martínez (DEF), 14. Pedro Saura, 20. Oliver Colchero (MED), 8. Julián Aguado y 9. Raúl Pascual (DEL).

Suplentes: 1. Andrés Cano (POR), 2. Álvaro Parra [CAP], 7. Rafa Pérez-Martínez (DEF) y 14. Alberto Saura (MED).

Entrenador: Alberto Cárceles 

Las ilusiones despertadas en las semanas previas al debut liguero del Alpacas Balompié, con entrenamientos duros y charlas de equipo distendidas, permitieron llegar al equipo con confianza en sí mismo. Dicha actitud se veía reflejada en la concentración del equipo en los minutos previos al pitido inicial, mientras eran animados por una hinchada consciente de antemano de un encuentro complicado. 

Los verdiblancos controlaron correctamente y sin sorpresas el partido durante la primera mitad. La dupla defensiva Montoya-Martínez cumplió bien su trabajo y, sin cometer ningún fallo, impidió la llegada de los delanteros del Promesas, que no consiguieron dirigir el balón con peligro al área protegida por Marín en ningún momento.

En el campo contrario, sin embargo, el juego se desarrollaba atascado y a trompicones. No se habilitaron salidas rápidas y limpias del balón para Pascual y Aguado, sino que los balones en las bandas volvían la defensa. Estos toques de seguridad enfangaron y propiciaron un juego circular que no rompía líneas. Solamente los balones aéreos supusieron un leve apuro para la defensa rival, lo que hizo que su guardameta saliera a atajar la pelota en un par de ocasiones. Sin mayor peligro.

Los jugadores que empezaron en el banquillo salieron al terreno de juego. El primer cambio se produjo entre hermanos; Pedro Saura dejo paso a Alberto en el centro del campo, lo que trajo nueva visión de juego y la oportunidad para forzar un par de saques de esquina. Rafa Pérez y el capitán, Álvaro Parra, entraban también para aportar frescura al equipo. Sin embargo, los minutos del reloj del árbitro transcurrían y las oportunidades no llegaban. En tablas se llegó al intervalo entre el primer tiempo y el segundo.

Tras el descanso y el acordado cambio de porteros, Cano salió al campo en una mitad en la que las llegadas rivales se acentuaron de manera notable. Tanto fue así que un par de intervenciones del arquero salvaron al equipo de al menos dos tantos que habrían hecho mucho daño en la moral del equipo.

Pese a los cambios, las ideas no se renovaban y el equipo empezó a volcarse arriba tras la nueva entrada de efectivos y su nerviosismo por marcar. Este desajuste propició un fallo defensivo determinante, ya que fue aprovechado en una contra por el delantero del Promesas F.C., que anotaba el que sería el único tanto del partido.

La defensa volvió a su posición inicial con la doble M, que había salido del campo tras el descanso, y el equipo ya no cometió más fallos en todo el encuentro gracias a sus zagueros, de los cuales Martínez fue el mejor del partido.

Sin embargo, arriba la situación era diferente. A la desesperada, el colgar balones al área para que los pelearan los delanteros del equipo se demostró no ser la mejor opción, pero tampoco se encontraron –ni plantearon- muchas más alternativas. 

Solo dos ocasiones generaron cierto peligro, y por fallo del rival. Aguado robó un balón a tres cuartos de campo, lo que propició la contra junto a Pascual, aunque un largo y mal pase del primero impidió el remate del delantero a bocajarro, que habría supuesto el empate. 

No fue hasta bien entrada la segunda parte cuando, con el partido a escasos minutos de finalizar, el equipo se lanzó a la ofensiva. Tanto fue así que una falta generada al borde del área por Aguado en el 36’ fue la ocasión más clara para los locales. Botada por el mayor de los Saura, el balón fue escupido por el travesaño, que era el encargado en esta ocasión de evitar las tablas en el marcador.

Un par de saques de esquina sin mayor peligro que el ¡UY! de los aficionados en las gradas fueron la nota final a un encuentro en el que el Promesas F.C. logró tres puntos en este inicio de temporada, que se anima de esta manera. Veremos qué tecla encuentra el entrenador del Alpacas Balompié, Alberto Cárceles. La próxima semana lo sabremos.

lunes, 14 de mayo de 2018

Orígenes del conflicto árabe-israelí


Setenta años cumple hoy el Estado de Israel. Desde que el viernes 14 de mayo de 1948 David Ben Gourion proclamara su nacimiento e hiciera realidad la decisión tomada por las Naciones Unidas de establecer en Palestina una nación judía, han transcurrido siete décadas marcadas por un conflicto que a día de hoy sigue latente. Y es que la ONU, en la votación celebrada en la ciudad de Nueva York meses atrás para resolver la “cuestión palestina”, había decidido conformar también un estado árabe que, sin embargo, nunca vio la luz y dejó así a sus milenarios pobladores carentes de unos derechos que están lejos de conseguir. Lo que para la nación israelí hoy es motivo de celebración y fiesta nacional, para los palestinos es conocido como Naqba (desastre, en árabe) y marcó el inicio del exilio de muchos de sus habitantes. 

Sin embargo, para entender la dimensión del conflicto no es suficiente con conocer lo acaecido desde la mitad del siglo XX hasta la actualidad. Si queremos ser capaces de comprender la situación presente en Israel es necesario que nos remontemos bastantes siglos atrás. Esto, a su vez, nos permitirá afrontar el tema desde una perspectiva más amplia.

Miles de años y decenas –incluso cientos- de civilizaciones distan desde el nacimiento de la religión monoteísta más vetusta del mundo hasta la proclama del hombre que se convertiría en el primer ministro israelí tras el mandato británico en Palestina. Según las sagradas escrituras del pueblo judío, Dios prometió a Abraham y a sus descendientes –conocidos como los Patriarcas (Abraham, Isaac y Jacob), fundadores de esta religión de origen semita- la tierra de Israel hace unos 4.000 años. Desde que el creador del mundo se dirigiera al citado Abraham –“A ti y a tusdescendientes daré esta tierra” (Génesis 12:7)-, la región de Canaán estuvo habitada por varias generaciones de estos hombres, que conformaron las 12 tribus de Israel. Estas tribus fueron esclavizadas por los faraones egipcios hasta que lograron su liberación gracias al profeta Moisés, quien guió a su pueblo por el desierto durante cuarenta años hasta alcanzar de nuevo la “Tierra Prometida”. Fue durante las décadas ulteriores, la llamada época de los jueces, cuando las 12 tribus se unificaron bajo el rey David en Judea. Esta etapa, que abarcó también el reinado de su hijo Salomón, coincide con los años de mayor esplendor del pueblo hebreo, momento en el que se construyó el primer Templo de Jerusalén sobre la cima del monte Moriah. Tras la muerte de Salomón, los israelitas se dividieron en dos reinos: el reino de Judá, al sur y el reino de Israel, al norte.

Ambos reinos fueron conquistados por asirios y babilonios, quienes expulsaron a los judíos de estas tierras por medio siglo, hasta la llegada del rey persa Ciro, quien bajo su mandato permitió a los israelitas regresar así como reconstruir el Templo. Desde ese momento (siglo VI a.C.), y a pesar de la llegada de diferentes pueblos y civilizaciones, los judíos vivieron en relativa paz hasta la conquista romana en el año 63 a.C. de la ciudad de Jerusalén. Fue una época de revueltas en la región de Judea que se saldó con rebeliones aplastadas por Tito, hijo del emperador Vespasiano, cuyo ejército destruyó en el año 70 de nuestra era el Templo, que ya nunca volvería a ser reconstruido. El único fragmento que se conserva es la parte occidental del edificio, conocido mundialmente como el Muro de las Lamentaciones, que constituye el lugar de rezo más sagrado del judaísmo. La expulsión definitiva de los israelitas de tierras del Imperio Romano no se produjo hasta tiempos del emperador Adriano, que prohibió a los judíos la entrada a Jerusalén a mitad del siglo I. Es esta época de la Historia la que marca el inicio de la diáspora, el éxodo judío que ha durado alrededor de 2000 años.

Aspecto actual del Muro de las Lamentaciones
Como cabría esperar, la vida y el comercio de esta oriental región mediterránea no cesaron con la marcha del pueblo de Israel, y tras la caída del Imperio Romano, la zona fue administrada por Bizancio hasta que cayó en manos de los árabes en el siglo VII. Durante esta época se construyeron la mezquita de AI-Aqsa y la Cúpula de la Roca, aprovechando el desierto solar en el que un día, siglos atrás, se erigiera el Templo de Salomón. A esta parcela se la llamó Haram-el Sharif. Tras La Meca y Medina, este emplazamiento es considerado el tercer lugar más sagrado del Islam, pues es creído por los musulmanes que desde esta mezquita el profeta Mahoma ascendió a los cielos.

Así pues, podemos comprobar fácilmente que, exceptuando el periodo que comprende las campañas de los cruzados en Tierra Santa durante el cual el control de Jerusalén pasó a manos cristianas, la región palestina ha permanecido bajo gobiernos árabes casi trece siglos. También cabe destacar que el sultán Saladino permitió a los judíos volver a instalarse en los territorios que hoy comprenden el actual Israel. Ya entrado el siglo XVI, fueron los turcos otomanos quienes conquistaron el territorio, que permaneció bajo su yugo hasta el final de la I Guerra Mundial, tras la desintegración del Imperio Otomano en el tratado de Sèvres. En esta época, tanto árabes como judíos tuvieron una convivencia pacífica en Palestina, pues la minoría israelí fue respetada por el gobierno otomano, que permitió la libertad de culto y su vínculo espiritual con la ciudad de Jerusalén. Además, en pleno siglo XIX, grupos judíos provenientes de una Europa antisemita pudieron instalarse en pequeños asentamientos.
Cúpula de la Roca
Por su parte, las vicisitudes que durante la Historia sufrió el pueblo judío comenzaron, paradójicamente, con una religión que predicaba el amor al prójimo “sobre todas las cosas”. Los padres de la Iglesia, con gran influencia en muchos estados europeos, se esforzaron en resaltar las diferencias existentes entre judíos y cristianos, lo que provocó que muchos fueran expulsados o relegados a los más bajos escalafones sociales, a la vez que se expropiaban sus posesiones y privaban sus derechos. Los judíos pudieron vivir un periodo de paz en Al-Ándalus durante la época de los califas, hecho que cambió tras la reconquista y terminó con su expulsión en 1492 del reino de España. Una situación análoga sucedió en Polonia, donde el pueblo hebreo gozó incluso de algunos cargos en el gobierno hasta la llegada al territorio por parte de los cosacos. En otras regiones como Rusia, los zares hicieron desaparecer cien mil judíos en menos de diez años. Fue cuando la palabra pogromo –linchamiento premeditado a un grupo étnico- cobró fuerza. La situación se tornó más favorable para ellos en los países de la Europa occidental tras la Revolución Francesa, si bien apenas un siglo después, en la misma capital de los derechos del hombre, iba a ocontecer un hecho que cambiaría en un futuro próximo las relaciones entre israelíes y palestinos…


Sucedió una mañana de invierno en París a principios de 1895, en medio de una época de sentimientos nacionalistas fervientes, durante la degradación de un capitán judío del ejército francés acusado injustamente –como más tarde se demostró- de traición nacional. El asunto Alfred Dreyfus, que sacudió la opinión pública, mayoritariamente posicionada al principio en contra de este oficial, fue el desencadenante que inspiró al austrohúngaro Theodor Herzl, corresponsal de un periódico vienés en Francia, a teorizar acerca de una corriente que fue bautizada como “sionismo”. Este movimiento político defendía la creación de un estado judío como la única manera de que el antisemitismo imperante en Europa desde hacía siglos acabara realmente. Años más tarde, se formaba la Organización Sionista Mundial.

Llegamos ahora a la I Guerra Mundial, que enfrentó a las principales potencias del globo. Durante las confrontaciones, muchos dirigentes árabes de la zona ofrecieron su apoyo a británicos y franceses ya que, en caso de victoria, esperaban poder independizar unas regiones controladas hasta ese momento por el Imperio Otomano. En los tratados, sin embargo, Palestina quedó fuera de las futuras concesiones territoriales debido en parte al acercamiento de pareceres entre la Organización Sionista Mundial y Gran Bretaña. Los sionistas ofrecerían a los ingleses mayor administración y control en el Canal de Suez en caso de que estos apoyaran la creación de un “Hogar Nacional Judío” en Palestina, ya que dicho enclave quedaría en el territorio que ellos reclamaban. Las conversaciones entre ambos derivaron en una carta conocida hoy día como la Declaración de Balfour, en la cual el secretario de Relaciones Exteriores británico afirmó lo siguiente:

"El Gobierno de Su Majestad ve con beneplácito el establecimiento en Palestina de un Hogar Nacional para el pueblo judío y hará cuanto esté en su poder para facilitar el logro de ese objetivo, quedando claramente entendido que no se tomará ninguna medida que pueda perjudicar los derechos civiles o religiosos de las comunidades no judías de Palestina, o los derechos o la condición política de que gocen los judíos en cualquier otro país."

Puerto de Jaffa
Conocedores y plenamente conscientes de la filtración, los árabes palestinos protestaron ante el contenido de esta misiva. Sin embargo, los británicos, para ganarse el apoyo árabe ante estas declaraciones, les aseguraron que sería la propia decisión de sus poblaciones autóctonas lo que determinaría la creación de sus estados. Con los años, este argumento se demostró incongruente e infértil, pues tras el cese beligerante, la actitud británica no tuvo consideración alguna con los árabes palestinos que habitaban la zona, ya que permitieron la inmigración de judíos provenientes de todo el mundo, mayoritariamente de Europa. Todo esto a pesar que la Declaración Balfour no tenía ningún efecto de carácter real y obligatorio más allá de las intenciones sesgadas de un gobierno europeo.
 
Así, bajo el Mandato Británico en Palestina establecido por la Sociedad de Naciones y que duró 30 años, la población judía, que en 1919 era de apenas un 10% en la región, tan solo dos décadas más tarde contaba con un tercio de los habitantes del lugar. Los judíos, bien organizados desde la Agencia Judía que controlaba Ben Gourion, manejaron con soltura la llegada de buques atestados de judíos a los puertos mediterráneos de Jaffa y Haifa. El movimiento sionista daba sus resultados ante una política británica permisiva, lo que aumentó las tensiones en la región. Los árabes palestinos consideraban injusta la venta de terrenos a "colonos" judíos, que también se incrementó considerablemente durante esos años. Debido a la carencia de organizaciones políticas, los palestinos se manifestaron violentamente (en 1920, 1929 y 1935/36) contra la presencia judía en la zona, incitados por las autoridades religiosas. Las revueltas, que fueron sofocadas por el ejército británico, se saldaron en algunos casos con numerosas muertes judías, como la matanza que sufrieron alrededor de 70 israelitas en la ciudad de Hebrón en 1929. A raíz de estos levantamientos, la llegada de judíos fue controlada en mayor medida por los británicos a partir de 1939, los cuales pusieron más impedimentos y se ganaron a su vez el enfrentamiento con las élites sionistas.

Mujeres palestinas vendiendo verduras
Este periodo de tensiones entre judíos, árabes y británicos se mitigó con el estallido de la II Guerra Mundial. Sin embargo, estos años de “paz” finalizaron de la mano de la contienda. Miles de judíos que habían huído y/o sobrevivido al régimen nazi emigraron a tierras palestinas (alcanzandolos 600.000 habitantes en 1945), a la vez que la sociedad occidental destapaba las atrocidades cometidas en el Holocausto de la Alemania de Hitler. El estrepitoso fracaso de la Sociedad de Naciones durante la época de entreguerras dio lugar a la Organización de las Naciones Unidas en 1945, que tan solo dos años más tarde se enfrentaba a la decisión más importante de su breve historia: la cuestión palestina.



El 29 de noviembre de 1947, tras un largo debate acerca de cómo actuar en la región probablemente con más memoria documentada de la humanidad, la ONU decidiría sobre la creación de dos estados en Palestina: uno judío y otro árabe, que se repartirían el territorio mientras Jerusalén quedaba como ciudad controlada por fuerzas internacionales. Sacudidos quizás por la conciencia ante el horror del Holocausto y con la idea de mitigar su sensación de culpa hacia una comunidad históricamente perseguida, los países miembros de las Naciones Unidas –impulsados por Estados Unidos y la URSS- decidieron, con 33 votos a favor, 13 en contra y 3 abstenciones, la creación de dos estados: Israel y Palestina. El resultado favorecía a la minoría judía, que aunque contaba con un tercio de la población en esos momentos, obtenía casi un 60% de los territorios en la zona.

Militar judío orando en el Muro
Esta decisión fue festejada por judíos, ya que por primera en dos milenios se les concedía el derecho a una nación. Sin embargo, las élites intelectuales se negaban a aceptar que la ciudad sagrada de Jerusalén quedara en manos extranjeras. Por su parte, los propios palestinos y los países árabes que rodeaban Israel se mostraron contrarios a una discriminación de tal magnitud hacia sus vecinos. La guerra era inminente, y los enfrentamientos no tardaron en sucederse. Si bien los británicos abandonarían la zona palestina el 15 de mayo de 1948, antes de que acabara el año ya se habían cometido atentados dirigidos contra civiles y edificios estratégicos de ambos bandos. Bajo una tensión exponencial, los judíos utilizaron las organizaciones paramilitares surgidas durante las décadas anteriores –Haganá, Irgún y Palmach-, entrenadas clandestinamente bajo mandato británico, para proteger a sus civiles y defenderse del enemigo. Por su parte, los palestinos fueron apoyados por los países de la Liga Árabe, si bien su fuerza no era muy considerable tras el desgaste sufriedo en la II Guerra Mundial, exceptuando a la Legión Árabe –entrenada por británicos durante la contienda y ahora pertenecientes a Jordania-. Israel consiguió repeler los ataques de sus vecinos durante los meses siguientes y conformarse así como nación. Además, gracias a la conquistas, las tropas judías lograron establecerse en un territorio mayor que el que les correspondía inicialmente en los planes de partición de la ONU. En el armisticio firmado en 1949, controlaban casi el 70% de la región palestina en sus manos, exceptuando la Franja de Gaza, que quedó controlada por Egipto y la región de la ribera occidental del mar Muerto, administrada por Jordania. De los dos estados pensados en el reparto, solo se había establecido uno, el estado judío de Israel. Esta situación forzó al exilio a miles de palestinos. Y aunque por un lado la Asamblea General de la ONU reiterara el derecho de estos refugiados a regresar a sus hogares, Israel era admitido como miembro de las Naciones Unidas. El nuevo estado no quería perder los territorios conquistados mediante la acción bélica.


Mientras que parte del mundo, ya deslumbrado por el sesgo informativo, consideraba que el conflicto existente en Palestina era un problema exclusivamente de refugiados, en 1967 estallaba otro conflicto árabe-israelí, conocido como la Guerra de los Seis Días. En esta contienda, Israel anexionó a su territorio Jerusalén y ocupó las regiones de los Altos del Golán y el Sinaí. Se produjo el segundo éxodo masivo de palestinos, a pesar de que las Naciones Unidas instaran a la nación israelí a facilitar su regreso y a retirar sus ejércitos de las zonas ocupadas. Israel hizo caso omiso.

Durante esta década de los sesenta se fundó la Organizaciónde Liberación de Palestina (OLP), que redactó y aprobó un Estatuto Nacional que se comprometía en la lucha de derechos de sus compatriotas. Pedía la autodeterminación palestina y consideraba a Israel un estado ilegal. Reivindicaba asimismo el derecho de su pueblo a regresar a su hogar y, en caso necesario para que esto se cumpliese, recurrir a la lucha armada. Este último punto ha producido que Israel nunca haya llegado a reconocer a esta organización, como sí lo han hecho otros organismos internacionales.

Niños judíos jugando a la pelota en la Ciudad Vieja de Jerusalén
Desde entonces, el modus operandi judío para anexionarse zonas palestinas ha consistido en facilitar a sus colonos el acceso a asentamientos ilegales en territorio árabe. Para “garantizar” la seguridad de sus colonos ante los "posibles ataques terroristas", estos asentamientos eran -y son- controlados por el ejército israelí, que ocupa militarmente las zonas habitadas, a la vez que la ocupación judía por territorio avanza inexorablemente. El documental de Jon Sistiaga - La Tierra Prometida ilustra muy bien todo este proceso. Por otro lado, el Estado también ofrece ventajas fiscales a aquellos judíos que deciden establecerse en la “Tierra Prometida” provenientes de otras naciones, adquiriendo tierras a costa de campesinos palestinos. Esta actitud desafiante por parte de Israel ha sido denunciada por el Consejo de Seguridad de la ONU en muchas ocasiones, aunque sin éxito. El abuso de poder que sufre el pueblo palestino se hace más latente en las zonas ocupadas de la Franja de Gaza y la ribera occidental, donde miles de palestinos carecen de derechos. Además, las represiones militares en estas zonas han provocado numerosos muertos en los últimos años. Desde la llegada al poder en 2007 del grupo Hamás, considerado por ocho naciones como grupo terrorista, se han reactivado los conflictos, ahora con mayor intensidad, como se ha podido comprobar estos últimos meses previos al traslado de la embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalén.

De los cuatro millones de palestinos, un millón viven en zonas controladas por Israel, casi otro millón y medio en Gaza y la región de Cisjordania, mientras que el resto viven en el exilio. Es cierto que durante miles de años los judíos han sufrido las persecuciones de otros grupos religiosos o étnicos, esto es innegable. Sin embargo, parece que a día de hoy sus proféticas escrituras les mantengan en un estado de ceguera total acerca de su pasado, y que estén dispuestos a repetir las mismas injusticias que sufrieron con otras minorías como la palestina. Mucho tiempo queda hasta que se pueda hablar de una situación de paz en esta región de Oriente Medio si la actitud israelí no cambia, pero lo cierto es que si echamos la vista atrás a sus antecedentes, parece poco probable que vaya a suceder. Y es que, 70 años después de su declaración de independencia, los judíos son apoyados política, económica y armamentísticamente más que nunca por los grupos financieros mundiales más poderosos, los cuales son mayoritariamente judíos norteamericanos, que tienen mucho peso en las organizaciones internacionales. No quiero decir, ni mucho menos, que los palestinos sean unos santos inocentes, pero no creo que la ley del Talión –aquella que defiende el ojo por ojo, diente por diente-, sea la más adecuada en una tierra que parece incapaz de alcanzar una paz cuyas religiones promulgan desde hace miles de años.

Bibliografía consultada (además de los enlaces):

-Lapierre, D. & Collins, L., Oh Jerusalén (1971).